09

Nov

2020

Egresado será ordenado sacerdote

Juan Arbulú Saavedra: “El sacerdocio es un servicio a la humanidad entera”

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“En la universidad aprendí a servir a la sociedad con mi profesión. Ahora, mi servicio será distinto, ejerciendo un ministerio que implica llevar a Dios a todas las personas”, dice el egresado de Derecho.

Por Elena Belletich Ruiz. 09 noviembre, 2020.

 

El piurano Juan Arbulú Saavedra, de la V promoción de la Facultad de Derecho de la Universidad de Piura, será ordenado diácono el 21 de noviembre próximo; y sacerdote, el 22 de mayo del 2021. Ambas ceremonias serán en la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, en Roma (Italia). 

Hermanos udepinos
Juan nació en Piura y es el menor de tres hermanos. Todos han estudiado en la Universidad de Piura: su hermana mayor siguió la especialidad de Primaria en la Facultad de Ciencias de la Educación; y, el segundo, hizo la carrera de Ingeniería Mecánico-Eléctrica en la Facultad de Ingeniería.

Al salir de la UDEP, Juan ingresó a la administración pública, en Indecopi. Después de tres años, inició una maestría y luego un doctorado en España, ambos orientados a la gestión de “Políticas públicas”, en concreto, las relacionadas con el “desarrollo humano”.

Mientras seguía estos posgrado y luego, al finalizarlos, trabajó en la gestión de proyectos de desarrollo en una fundación y en una ONG financiadas con fondos públicos y privados. Su vocación de servicio estaba latente en el camino que recorría.

“Mi trabajo me llevó a conocer muchas realidades distintas en las que pude comprobar las grandes desigualdades y necesidades que hay en muchos países del mundo (El Congo, Líbano, Perú, Centroamérica). Básicamente, gestionábamos los fondos que se recibían de administraciones públicas y privadas para ayudar a implementar escuelas de educación básica, centros de salud, de producción agrícola, escuelas de formación técnica, etc. Me encantaba mi trabajo, pues, iba conociendo de ‘primera mano” las necesidades reales de muchas personas”, comenta el futuro sacerdote.

Ajustando el timón
Más que un cambio de rumbo en su vocación los pasos que dará solo la consolidarán. Su vocación fue cultivada desde el seno familiar, pues, dice: “mis padres siempre velaron por que tuviera una formación cristiana, por lo que la posibilidad de entregarme a Dios me parecía algo natural”, comenta.

Luego, en la UDEP: “cuando cursaba Derecho, con los altibajos propios de quien estudia una carrera (jalados, amanecidas de estudio, jornadas intensas, cansancio, muchas alegrías, etc.), conocí el mensaje de San Josemaría. Vi que era compatible la entrega a Dios con la vida profesional, y le dije sí al Señor en el Opus Dei, como agregado, hace más de 26 años”, recuerda.

 

La ordenación que recibirá,  nos dice desde España, “significa un nuevo modo de servir a las personas, en necesidades que van más allá de las propiamente humanas: familia, educación, salud, trabajo, etc. que también son importantísimas. Las personas también queremos que nos oigan, que nos comprendan, que nos sonrían cuando estemos tristes y cansados, que nos animen, que nos ayuden a solucionar nuestros problemas personales, que nos hablen de Dios y que nos acerquen a Él, por medio de los sacramentos”, anota.

Al preguntarle sobre los planes futuros, dice con naturalidad: “ejerceré el sacerdocio donde sea necesario para la Iglesia y para aquella ‘partecica’  (una pequeña parte) de esta que es el Opus Dei. A San Josemaría, fundador del Opus Dei y de la UDEP, le gustaba decir que este es una ‘partecica’ de la Iglesia  y, también, que está para servirla ‘como ella quiere ser servida’. Por tanto, estaré donde la Iglesia quiera que esté”, subraya.

El mundo necesita vocaciones de todo tipo
El futuro sacerdote invita a “rezar mucho para que haya más vocaciones de sacerdotes en el mundo. Además, el mundo necesita que haya vocaciones de todo tipo que lleven a Cristo a todas partes: con su profesión, con sus carismas propios. Es decir, se necesita vocaciones de laicos comprometidos, de religiosos; vocaciones matrimoniales que formen familias cristianas. El Catecismo nos habla de la familia cristiana como ‘Iglesia doméstica’, escuela de virtudes y lugar del primer anuncio de la fe a los hijos. No hay que perder de vista esto”, enfatiza el egresado de la UDEP.

Mensaje a los jóvenes en tiempos de crisis
“Los animo a trasmitir esperanza, alegría y espíritu de servicio a su alrededor. Saquen lo mejor de sí en esta situación de crisis, ayudando a los demás: en los quehaceres más comunes, dando un ambiente positivo en la familia, hasta ofrecerse para hacer cosas por personas ajenas a la familia (voluntariado, actividades en redes sociales como seminarios, conferencias, etc.)”.

“¡Ah! Y aprovechen el tiempo: hagan cosas útiles (estudio, lecturas, hablar con amigos por las redes, aprender un idioma, etc.). Tener la mente ocupada ayuda mucho a sobrellevar situaciones como la que estamos viviendo”.

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